Un Retrato y las Manos de un Maestro.
El rostro del ser humano encierra un mundo lleno de matices y fantasías, un mundo poético y mágico que de alguna forma se manifiesta en sus gestos en la expresión de sus ojos, en la alegría o pesadumbre de su rostro es decir para Eduardo Marroquín es como un libro abierto.
El rostro femenino encierra otros misterios, intensidades emocionales, valores táctiles en la epidermis fina de su rostro, movimiento o rigidez, introversión o extroversión, sensualidad o frialdad.
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